viernes, 25 de octubre de 2013

LOS PIOJOS FINANCIEROS



Los banqueros no aprenden. Ninguna crisis financiera ha servido para enseñarles a hacer bien su trabajo. La bancarrota vergonzosa de Leheman Brothers, se vuelve a repetir cinco años después a nivel europeo y los propósitos de ejercer más control y transparencia en su gestión, brillan por su ausencia. Lo peor es que los contribuyentes que les prestamos el dinero que ellos malgastan, aguantamos sus descalabros, pagamos sus sueldos y sus jubilaciones doradas y encima no podemos despedirlos como se hace con cualquier trabajador que no cumpla con su deber.




La avaricia les puede. No han tenido bastante con la estafa de las preferentes que siguen comercializando títulos de riesgo como, swaps, cédulas hipotecarias, fondos estructurados, warrants etc. Esto demuestra el lobby de los bancos y la contaminación que ejercen en la economía mundial. Su fuerza es saberse inmunes.

Ni siquiera la "norma Volcker",adoptada en EE.UU tras la crisis financiera de 2008, se ha cumplido allí ni en ningún otro país. La ley Volcker se promulgó para prohibir a los bancos hacer inversiones especulativas en beneficio propio y no en el de sus clientes. Separar la banca especulativa de la banca comercial sería la solución, pero El gobierno no está por la labor de separarlas. Tampoco penaliza ni persigue a los banqueros que han cometido fraude, engaño o malversación, ambos son parásitos asociados para nutrirse de la sangre del contribuyente. Su maniobra es no matarnos para seguir alimentándose de nuestro capital, pero nos dejan escuálidos, debilitados y sin reservas durante toda nuestra vida.




La diferencia que existe entre el parasitismo bancario y el parasitismo animal, es que el animal pequeño vive del grande, y en este caso, es el grande quien se alimenta de por vida del pequeño. Quizá si los contribuyentes nos uniéramos y formásemos un grupo fuerte y compacto, podríamos quitarnos de encima los piojos financieros.



Luisa Vicente Santiago