Como dicen en algunas películas, el contenido de este escrito, está
basado en hechos reales. Tu eres mi cliente favorito, yo te robo.
Hoy he visitado una
sucursal bancaria y he percibido en sus
empleados una actitud hacia los clientes
excesivamente amable, para mí, hipócrita.
Esto me ha hecho reflexionar. Cuatro décadas han pasado, y seguimos a cuestas con el Síndrome de Estocolmo.
Lo que he vivido en esta
sucursal, me confirma que el síndrome de Estocolmo financiero se ha generalizado en muchos de los clientes que habiendo sido saqueados, engañados, y estafados por los
empleados de bancos y cajas, hoy los abrazan y los besan, incluso con
cariño, cuando visitan las sucursales.
Hace 40 años, los acontecimientos ocurridos en Norrmalmstorg ( Estocolmo) en el banco Kcreditbanken durante un atraco por
unos encapuchados metralleta en
mano y con toma de rehenes, dio lugar al
hoy conocido término “síndrome de
Estocolmo”. Poco después, el
criminólogo Nils Bejerot que colaboró con la policía en el robo, lo acuñaría
incorporándose posteriormente al cuadro de parafilias.
1973 Robo y secuestro en el Kcreditbanken en Norrmalmstorg
Un atracador, un presidiario con
permiso, 4 empleados y multitud de rehenes, convivieron 6 días dentro del banco
jugando a las cartas y al cinco en raya originándose entre ellos una relación
afectiva y de complicidad.
Ante el asombro de todos, una de
las rehenes dijo:
“no me asusta Clark ni su compañero, me asusta la policía”
Otra rehén después de su liberación expresó:
“Confio plenamente en él,
viajaría por todo el mundo con él “.
Aunque parezca paradójico, durante todo el
proceso judicial, los secuestrados fueron reacios a testificar contra sus
captores. Ollsón, uno de los atracadores, condenado a 10 años de cárcel, dijo:
“me llevé bien con todos, en el talego me
visitaron dos rehenes”
La
reacción psicológica de vincularse emocionalmente al secuestrador, al
maltratador, al ladrón o a la persona que
ejerce la dominancia sobre ti, está
relacionada con el miedo y aparece en muchas víctimas como arma de defensa para evitar enfrentarse a
él o a males mayores.
Según
datos del FBI, un 27 % de las victimas de 4700 secuestros y asedios recogidos
en sus datos, mostraron este síndrome.
La
policía gaseó el banco para acabar con
el secuestro que duró 6 días
En
el contexto bancario, la mayoría de los empleados que, obedeciendo órdenes de
sus superiores, nos robaron abusando de
nuestra confianza, están siendo manifiestamente entrenados por los mandos directivos a semejanza de lo
que hacen los militares con sus soldados.
Con esta política, pretenden que olvidemos el vergonzoso episodio de las
Preferentes para conseguir de nuevo una clientela
fácil y confiada a quien colocar productos
financieros no recomendables en nuevas campañas. A la vista de la reacción de los
clientes, no les está resultado nada difícil.
Los
empleados, convertidos ahora en pantallas de reputación, entrenados para ser afables y serviciales, actúan bajo reglas que oscilan entre la
amabilidad y la simulación de una simpatía y cordialidad superficial y aparente.
Estas personas a quienes no pagan para pensar, crear o hacer una
excelencia de su trabajo diario, sino
para obedecer como robots las órdenes de los Consejos Generales bajo el estandarte de lealtad a la empresa, simulan lo que saben les gusta
al cliente y disimulan la indiferencia que les producimos cada uno de nosotros.
No
tengo duda que este cambio no obedece a una reflexión interna por su deshonesto proceder, más bien me inclino a
pensar, que buscan una apariencia
que se mueve en un marco de autoengaño. Debe ser agotador mantener esta farsa tras 6 u 8 horas diarias de trabajo.
Representa una falta de honestidad y demuestra que los empleados siguen siendo manipulados por sus dirigentes, al igual que
lo fueron para ejecutar el robo de las Preferentes.
Aunque
la filosofía de las sectas sea algo distinta a la de la banca, aparentemente
funcionan de forma parecida y el
resultado es el mismo. Las sectas visten
túnicas, y operan en la
clandestinidad , los banqueros utilizan trajes y corbata y se proyectan desde
el establishment. En cualquier caso, ambos
se presentan como grupos, o incluso asociaciones de perfil social, cultural o
incluso humanitario y manipulan la personalidad de sus seguidores con el único
fin de obtener
lucro y beneficios alejándose por completo del bien social.
Creer que necesitamos el modelo actual de la banca
para nuestra supervivencia económica, es estar condenados de por vida a que el
poder financiero nos sigan engañando y
manipulando a favor s de sus intereses.
No tropecemos dos veces en la misma piedra. Desconfiemos
de propuestas bancarias poco transparentes y oscuras que nos muestran con una
sonrisa complaciente. Los bancos no son predisgitarores que duplicarán nuestro dinero y nos harán
ricos. Su único don es encantarnos con espejismos baratos y aparentes y hacer desaparecer de su chistera el dinero que
les confiamos.
Su
impunidad frente a los jueces, incluso frente al Tribunal Supremo del Poder Judicial, debe ser
contrarrestada con nuestra oposición firme. Impidamos que se cometan estafas como las
Participaciones preferentes, que subvencionen armas y guerras, que evadan capitales a
paraísos fiscales, que malversen fondos
del pueblo, y que inviertan en asuntos inmorales que destruyen la
estabilidad económica y ambiental.
Cuando
la hipocresía de los empleados hacia los
clientes, es de tan mala calidad, sería
mejor quitarse la máscara. Esta actitud que
muestran ahora no mejorará nuestra confianza en la banca, el cambio ha de venir
desde la cúspide, sus Presidentes y sus Consejos de Dirección. Es hora de
cambiar.
Acabo
con una frase de Aristóteles:
“No se puede ser y ser algo al mismo
tiempo y bajo el mismo aspecto”
Luisa
Vicente Santiago
#enxarxa