Escribo este artículo cuando estoy a punto de
vomitar al ver la corrupción que nos rodea, situación difícil de imaginar
hace años atrás, cuando los políticos se afanaban en esconder
su ropa sucia bajo la alfombra.
Cuando parecía
que había digerido el último sablazo de la banca, la manipulación del Euribor y el Libor que ha hecho que familias en toda Europa hayan pagado cuotas
astronómicas en sus hipotecas maximizando el enriquecimiento de unos pocos, recibo otra bofetada, las declaraciones de Miguel Blesa sobre las preferentes: "Lo que he aprendido es que, si a los
sindicatos no les gusta, probablemente es buen producto", dice su número 2
esa misma semana en un intercambio ya eufórico de mensajes con Blesa. "Y
eso que habíamos engañado a los clientes", responde, sumándose al tono
irónico, el presidente de Caja Madrid.
http://www.eldiario.es/economia/Blesa-negocio-preferentes-Caja-Madrid_0_205430051.html
Pero la racha de noticias sobre la corrupción
sistémica que padecemos continúa y una
no deja de sorprenderse, día sí y día también,
de lo que ocurre en un país donde ya no queda vergüenza ni honestidad. Me
estoy refiriendo al último programa de
“Salvados “ en la SEXTA, donde Évole
entrevista a Julio Segura, expresidente de la CNMV, y al preguntarle
el porqué no se paró a tiempo la estafa de las preferentes para que los
bancos no siguieran estafando a indefensos
jubilados, Julio Segura, contesta:
“tampoco hay que escandalizarse demasiado” .
Julio Segura, expresidente de la CNMV y Jordi Evole en “Desmontando las preferentes”.
No hay día
que no salga a la luz la implicación
de un político o un banquero en asuntos turbios relacionados con el tráfico de
influencias, la prevaricación, la
administración desleal, el cohecho, el
tráfico de influencias, la falsedad documental, la malversación de fondos
públicos, etc. Pero a pesar de que se aporten pruebas y se les pille incluso con las manos
en la masa y un juez les impute, toda esta chusma
decadente que nos explota, lo niega todo
con una
frialdad que da miedo.
Nos cuesta creer en la justicia cuando vemos que, a Elpidio Jose Silva, el juez que puso de patitas en la cárcel (aunque
por pocos días) a Miguel Blesa, fuera
apartado del caso por el Consejo del
Poder Judicial. Este juez no sólo fue
apartado, sino que fue imputado por prevaricación, y para más escarnio, multado y suspendido de empleo y sueldo. Los medios pagados por el
Gobierno que encubre a esta jauría de
depredadores, se encargaron de descuartizarlo en todos los periódicos durante
semanas. Intentaron convencernos
de que este juez no había hecho bien su trabajo y se centraron en sacar los trapos sucios de su vida
privada, lo que permitió ignorar las estafas reiteradas del
delincuente Miguel Blesa. Lo más triste es que muchos, sin saberlo, siguieron el juego del cuarto poder y la reputación de
este juez quedó cuestionada.
España no es Somalia, Corea del Norte,
Afganistán ó Sudán, los países más
corruptos del mundo, pero estamos en
camino de serlo. Ya queda poco por robar, han desmantelado la sanidad, la enseñanza, las ayudas
sociales, el derecho al trabajo, el derecho a una vivienda, la formación de los
jóvenes, la Investigación, en suma, han arrebatado la dignidad de muchas
personas y han acabado con la vida de
quienes no han podido soportarlo.
Si tuviera que
identificar la situación que vive España
con una imagen, la identificaría con el
saqueo que hacen los asaltantes en las guerras. La mayoría de nosotros sentimos que nos han traicionado en la guerra
que libramos para defendernos de los saqueadores. La mayor
traición es la que te hace alguien en el que confiabas ciegamente, en este caso
el banco, pero la situación actual, nos ha llevado a sentirnos traicionados también por el poder
Institucional y del poder Judicial. Ninguno nos ha dado apoyo ni ha reconocido
que existan culpables en las preferentes, como tampoco ningún banco o político ha asumido
responsabilidad personal por la mayor estafa de todos los tiempos. Al
paso que vamos, el saqueo a los jubilados quedará olvidado en la historia de
este país.
Ante el crimen de Estado ocurrido recientemente en Sevilla, me pregunto qué habrán sentido nuestros dirigentes, que viven a cuerpo de rey ( nunca mejor dicho) y se alimentan cada día de exquisiteces y caprichos con el dinero que nos roban. Tres miembros de una familia han muerto intoxicados al tenerse que alimentar de comida caducada. El fallecido era fontanero en paro desde la crisis que vivía en un piso embargado junto a su esposa y dos hijas de 13 y 14 años.
Descansen en paz
Luisa Vicente Santiago
#enxarxa
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