Muchas Cajas de ahorros han desaparecido, pero
Barcelona sigue mostrando un amplio mosaico de oficinas bancarias en tecnicolor. Campañas agresivas
de “escaparate” utilizan la estrategia
del olvido para borrar
los barrizales en los que enfangaron a tanta gente hace apenas unos años.
En la confluencia de
dos calles del Example barcelonés, una oficina bancaria de “La Caixa” y otra de CX , colindan pared con pared. Ambas entidades exhiben una publicidad que no pasa inadvertida para los preferentistas que, tiempo atrás, sufrimos el vergonzoso episodio de las preferentes.
En un vinilo, “La Caixa” lanza un
alegato a favor de las personas mayores promoviendo el buen trato hacia ellas al considerarlas “patrimonio de la humanidad”, algo difícil de
creer después del maltrato que esta Caja
infringió a sus jubilados. Otra cosa muy distinta es que “La Caixa” considere de
su propiedad el patrimonio de estas
personas, y lo utilice en su beneficio como
lo hicieron en 2008 al verse con el agua
al cuello.
Catalunya Caixa por su
parte, exhibe otro lema cargado de intención que tampoco resulta creíble, al menos para quienes siguen con su dinero perdido en
el limbo y con demandas ante los tribunales.
CX KM.0
El lema subliminal “
CX Km. 0” transmite
un falso “arrepentimiento” por el agujero sin parangón, que dejaron sus
administradores Narcís Serra y Adolf
Todó, y que necesitó una inyección de
12.000 euros a una entidad que era 5 veces más pequeña que Bankia, y a la que
el FROB inyectó 22.000 millones de euros. Ahora sus excesos los están pagando miles de jubilados que perdieron gran parte de
su dinero y miles de contribuyentes que han visto recortados sus sueldos y sus prestaciones.
Lo peor de todo, es que este rescate resultó completamente inútil. Tampoco a las
familias que enredaron con hipotecas subprime concedidas a lo loco, hoy desahuciadas, perdonarán la
pésima gestión y la corrupción de sus responsables que, carentes de ética y
responsabilidad, desbalijaron la Caja poco antes de ser rescatada.
A fecha de hoy ninguno
de sus dirigentes ha sido encarcelado ni castigado de manera ejemplar.
La impunidad de estos
delincuentes nos llena de indignidad cuando vemos que la justicia ha sentenciado con dos años de cárcel a una
persona por coger a empujones 5 euros del cajón en una sucursal bancaria.
O el caso de una
valenciana de 27 años , que por utilizar una visa extraviada para comprar pañales y comida para sus hijos, se le condenó
en 2013 a dos años y medio de cárcel.
Por supuesto nada que
ver con lo ocurrido a los directivos de Caja Madrid, que dilapidaron durante años y años el dinero
público utilizando tarjetas negras sin control en servicios de putas,
restaurantes de lujo y gastos personales.
Aunque algunos de ellos
hayan dimitido, no hay duda que el
gobierno les abrirá enseguida una puerta giratoria para ocupar con todos los
honores un puesto millonario para
que defiendan los intereses privados de una empresa pública y en perjuicio del interés
público.
Es increíble que en España,
a pesar de que todos los
problemas que tenemos los han originado sus gobernantes, existan más leyes
contra los ciudadanos y casi ninguna
contra sus gobernantes.
La caja “colorá” de antes
La Caja “anaranjá” después
Vista
la transmutación de colores, ayer coloradas, hoy con tintes anaranjados, sugiero que la gente recapacite. Su “mutación”
no obedece a un renovado propósito ético en
su política de negocio, la banca es la misma de siempre, no ha cambiado, ni
cambiará, sólo ha
camuflado su aspecto exterior
como hace el camaleón. De atravesar por otra crisis de liquidez como
la que tuvieron en 2008, la banca volvería a proceder de la misma manera El viaje iniciado por la banca a ninguna
parte, necesitará de muchas alforjas. Frases vacías como las que exhiben en sus
campañas, ni les hará creíbles, ni conquistarán la confianza de nuevos
clientes, y menos aún renovará la confianza perdida de los preferentistas.
Otro día
hablaremos sobre sus
campañas masivas en busca de dinero para suscribir fondos
de pensiones y otros productos igual o más tóxicos que las preferentes, “los CoCos” ( bonos convertibles contingentes)
, y que sin duda utilizarían en un futuro de encontrase en apuros , como hicieron con las preferentes.
Luisa Vicente Santiago
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