Según la
Wikipedia, la palabra omertá o ley del
silencio, es el código de honor
siciliano que prohíbe informar
sobre los delitos que incumben a las personas implicadas para proteger a los
culpables.
En mi
anterior artículo sobre la “ética comercial”
decía que la mafia siciliana también tiene sus
“códigos éticos internos”. La omertá, que es de lo que va este
artículo, tiene el
mismo rasgo que la mal llamada “
ética” corporativa o empresarial. Ambas
cosas permiten que centenares de
empresas, instituciones, bancos, políticos y jefes de estado, escondan bajo un manto inmaculado, los tonos oscuros y el
olor pestilente de sus delitos y corrupciones.
Los medios
no sólo silencian los delitos de los culpables, sino también las protestas ciudadanas. Es la
manera de evitar el efecto contagio y que
se puedan unirse otros grupos que reforzarían el poder de las gentes. La
omertá es peligrosa porque puede
anestesiar, manipular y someter al
que incluso, no está dispuesto a
conformarse.
Las movilizaciones de la ciudadanía son muchas en cada
comunidad autónoma , pero se desconocen por completo a causa del silencio
explícito, demostrado y consensuado entre los medios y el poder. Los
medios saben no obstante, que este
silencio es la causa principal de que la
democracia no se consolide en este país, pero no parece importarles
demasiado.
Es vergonzoso comprobar el interés de la prensa por asuntos amarillistas e intrascendentes como los amorios del Presidente FranÇois Hollande y la actriz Julie Gallet, cuando en España hay cosas más importantes que esa. España está en el segundo Estado de la UE que tiene un mayor porcentaje de pobres. Sin embargo este ridículo asunto se ha se ha investigado hasta la saciedad, como no se ha hecho con ningún caso de corrupción, ni se hizo tan siquiera con la estafa de las Preferentes. Informar sobre los pormenores de sus encuentros amorosos, los gustos y aficiones de su amante, el lugar de sus citas, la depresión de su partenaire, etc etc, ha sido el pan nuestro de cada día. Me pregunto qué puede importar los encuentros amorosos de François Hollande con la actriz, a los más de 6 millones de parados y miles de niños que sufren hambre y desnutrición en nuestro país, sin embargo la noticia estaba ahí, ocupando dos y tres páginas cada día en todos los periódicos.
Es vergonzoso comprobar el interés de la prensa por asuntos amarillistas e intrascendentes como los amorios del Presidente FranÇois Hollande y la actriz Julie Gallet, cuando en España hay cosas más importantes que esa. España está en el segundo Estado de la UE que tiene un mayor porcentaje de pobres. Sin embargo este ridículo asunto se ha se ha investigado hasta la saciedad, como no se ha hecho con ningún caso de corrupción, ni se hizo tan siquiera con la estafa de las Preferentes. Informar sobre los pormenores de sus encuentros amorosos, los gustos y aficiones de su amante, el lugar de sus citas, la depresión de su partenaire, etc etc, ha sido el pan nuestro de cada día. Me pregunto qué puede importar los encuentros amorosos de François Hollande con la actriz, a los más de 6 millones de parados y miles de niños que sufren hambre y desnutrición en nuestro país, sin embargo la noticia estaba ahí, ocupando dos y tres páginas cada día en todos los periódicos.
Es inaceptable que a la vez que se informa con pelos y
señales de hechos tan intranscendentes como este, lo que afecta
al empobrecimiento de los ciudadanos, quede silenciado. Poco
hablan los periódicos de reciente
aumento de las cuotas a los autónomos, de la manipulación del Euribor, o los
correos de Miguel Blesa.
Este proceder de los medios, me hace pensar que en este país, las causas contra los delitos de nuestros gobernantes y el expolio, nunca se ganaran en los juzgados, se ganaran en las calles y en las plazas. Para muestra, lo que ha ocurrido en Gamonal, Burgos.
Curioso país este, que pasa de puntillas sobre las cosas
realmente importantes y encumbra los asuntos inútiles.
Luisa Vicente Santiago
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