sábado, 13 de octubre de 2012

Si su banco le recomienda una inversión, haga cualquier otra cosa con su dinero

La banca ha demostrado en los últimos años que pone sus propios intereses por encima de los de su cliente, embarcando a muchas personas en inversiones y operaciones que les han provocado fuertes pérdidas al tiempo que a la entidad le proporcionaban equivalentes beneficios.

Estas prácticas no sólo ocurren es España. La ética de los banqueros en el mundo está bajo mínimos, como vino a demostrar entre otras la renuncia de Gregg Smith, alto ejecutivo de Goldman Sachs, que vino acompañada de unas escandalosas declaraciones en las que reconocía que "el ambiente es hoy muy tóxico y destructivo... en síntesis, el problema es que en sus [las de Goldman] operaciones se abandonó el interés de los clientes".

La credibilidad como asesores de los bancos ha quedado dañada de forma casi irreparable, puesto que en los últimos años han demostrado una avaricia tan fuera de control, basada en un sistema de gestión que la fomentaba entre sus cuadros mediante incentivos y bonus, que poco importaba el cliente sino vender aquello que había que vender, aunque se tuviera que engañar a unos ancianos o hacer perder dinero a una pareja de recién casados durante toda su vida. Gregg Smith no hacía sino poner el dedo en la yaga.

Los bancos españoles, por su parte, han incurrido, entre otras, en las siguientes prácticas censurables fuera de toda ética:
  • Vender preferentes a minoristas: Estos títulos de alto riesgo han sido vendidos entre inversores no cualificados sin explicarles los riesgos en que incurrían, su carácter perpetuo en la mayoría de los casos y la estrechez de su mercado secundario, si es que existía. Es un escándalo del que no vale la pena hablar más, porque cada día está en la prensa.
  • Vender Swaps y Clips a minoristas, pymes y autónomos: Cuando los tipos del interbancario estaban en todo lo alto allá en el 2008, los servicios de estudios de la banca detectan que hay señales bajistas en el corto y medio plazo. La banca en conjunto se pone a vender seguros para que subieran los tipos a sabiendas de la altísima probabilidad de que bajaran, asesorando a los clientes erróneamente para que cubrieran un riesgo que al final no se iba a producir y que sólo les ocasionaba pérdidas. Estos productos son de alto riesgo e igualmente no son aptos para ser vendidos a inversores no cualificados, salvo con una exhaustiva información, ejemplos prácticos, etc. En todo caso, no es ético a sabiendas hacer perder dinero a un cliente vendiéndole un producto que no sólo no necesita sino que le costará mucho dinero en el futuro.
  • Vender bonos y títulos amortizables a larguísimo plazo: A algunos inversores les han vendido bonos emitidos a plazos entre los 30 y 50 años que no se negocian y que les mantienen atrapados en los mismos. Caso similar a las preferentes, de haberse explicado bien los inconvenientes de estos títulos, los clientes jamás hubieran enterrado su dinero en activos ilíquidos. Hay muchos casos en que se han vendido a ancianos, algunos ya fallecidos.
  • Hipotecas en divisas: So pena de vender al cliente un interés muy bajo, por ejemplo el del yen japonés, algunos bancos han comercializado hipotecas en esta y otras divisas, haciendo incurrir a sus clientes en riesgos de tipos de cambio a largo plazo que ni se pueden asegurar ni son aptos para ser asumidos por un particular. El asesoramiento de la entidad, que gana en comisiones de cambio y otros beneficios a lo largo de toda la operación, es nefasto, pues a ningún asesor financiero prudente se le ocurre recomendar a un cliente minorista la contratación de un producto de tal riesgo. Muchos hipotecados han perdido importantes sumas de dinero, debiendo más en la actualidad que el importe de la hipoteca que recibieron, a pesar de llevar pagando años.
  • Salidas a bolsa: El caso más expresivo es el de Bankia. La entidad que ofrecía la colocación a sus propios clientes era consciente de su delicada situación financiera, pero no tuvo empacho en embarcar a miles de personas en una inversión tan incierta como el futuro de una entidad con problemas no revelados en sus cuentas. No obstante, los directivos encargados de la colocación ganaron sus bonus y cumplieron con el trabajo de llevar a la ruina a muchos de sus clientes sin pensárselo dos veces, cuando ellos mismos veían la malísima evolución del negocio día a día.
  • Fondos y Sociedades de Inversión Inmobiliarias: En plena burbuja inmobiliaria y sabedores de la sobrevaloración del un mercado inmobiliario que los propios bancos alimentaban con crédito de forma irracional pero muy lucrativa, recomendaron la inversión en estas sociedades, algunas de las cuales han hecho perder dinero a sus clientes e incluso han bloqueado sus fondos ante la falta de liquidez que el estallido de la burbuja provocó. Al tiempo, algunas de las entidades promotoras vendían inmuebles sobrevalorados a estas sociedades obteniendo importantes plusvalías, mientras las pérdidas en el futuro las encajaron sus clientes.
  • Sobreendeudar a sus clientes: Conocedores de que los bienes inmuebles tenían aúna valoración desorbitada y que los ingresos de los clientes no justificaban en muchos casos las cargas financieras a largo plazo que asumían, no tenían inconveniente en conceder los préstamos contra toda lógica de riesgos. La obligación de la entidad en protección de los clientes de pasivo y de los propios clientes que solicitaban el préstamo como gestores profesionales de posiciones de riesgo hubiera sido desaconsejar a su cliente tal nivel de endeudamiento, aconsejando adquirir una propiedad de menor precio o endeudarse en menor nivel con respecto a su renta. Hay otros casos de sobreendeudamiento en los que se concedían nuevos préstamos a pesar de los otros muchos riesgos que un sujeto tenía contraídos en el sistema bancario y que conocían por el uso de la Central de Información de Riesgos del Banco de España.
Esta lista no se agota en esos puntos, pero no es cuestión de cansarse más. No es un caso aislado ni un hecho desgraciado que fortuitamente haya ocurrido. Es, como se ve, una deliberada forma de operar que tiene como máxima obtener beneficio propio aunque a costa de ello se haga perder los ahorros a un jubilado, una familia o un joven que desea adquirir una vivienda. La organización bancaria está podrida y las autoridades han mirado para otro lado, estableciendo formalidades sobre el papel, pero permitiendo de hecho todas las irregularidades habidas y por haber sin pestañear.

Ahora se rescata a los bancos que engañaron a cientos de miles de personas con el dinero de los propios engañados. Y se rescata desde el primero hasta el último, porque no hay banco sano se diga lo que se diga, dado que todo el sistema financiero está interconectado y si no se ayudara a los peores caerían todos, incluso aquellos que se consideran mejores como fichas de dominó. Como caen pymes, autónomos y familias a los que no rescata nadie.

Se legisla tarde para que algunas de estas situaciones no se vuelvan a repetir, pero vendrán otras. Inventarán nuevos productos y servicios con los que sacarle el dinero a nuevos incautos, echándole después la culpa al mercado. La única recomendación es que cuando el banco diga que se puede ganar mucho en esto o aquello, hay que pensar que lo que realmente quiere decir es que él va a ganar mucho, y su cliente ya veremos si gana o pierde, porque en el fondo le da exactamente igual.

http://www.4upress.com/index.php/economia/item/1061-si-su-banco-le-recomienda-una-inversion-haga-cualquier-otra-cosa-con-s#.UHl8sxgni_E

Fuente: 4uPress